La tecnología llegó para quedarse. Los adultos, incluso sin ser necesariamente nativos digitales, tenemos incorporada la tecnología como una parte fundamental de nuestra vida. En especial, el celular ha pasado a ocupar un lugar central en todas las casas. En este contexto, saber cómo controlar la relación de nuestros hijos con los dispositivos móviles se vuelve complicado.
El celular resulta una herramienta útil para mantener a los chicos tranquilos y entretenidos. Es aparentemente un dispositivo seguro, que no entraña grandes riesgos para nuestros hijos, y que los pone contentos. ¿Cómo saber, entonces, cuándo hay que cortar la exposición en los más chicos?
Todavía hay mucho debate alrededor de este tema, pero algunas conclusiones son bastante contundentes.
Hasta los 2 años, el celular está prohibido
En niños de 0 a 2 años, lo ideal es que no se expongan en absoluto al uso de teléfonos móviles. Es que la exposición temprana a los celulares puede traer aparejados problemas en el desarrollo.
Puede asociarse al déficit de atención, retrasos cognitivos, problemas de aprendizaje, aumento de la impulsividad y de la falta de autocontrol.
Además, para los niños es fundamental aprender a jugar con sus pares y utilizando su cuerpo. Si se acostumbran de pequeños a utilizar el Smartphone para jugar, los niños pueden padecer luego retraso en la motricidad fina, y menos desarrollada la capacidad creativa en el juego.
Después de los 2 años sí, pero controlado por los padres
Una vez superada esta etapa inicial, los chicos pueden empezar a utilizar el celular para jugar. Sin embargo, el tiempo que pasan con el teléfono tiene que estar restringido a una o dos horas por día (y siempre bajo la tutela de los padres).
Después de los dos años, el celular no interfiere en problemas graves de desarrollo, pero puede traer aparejadas otras dificultades si no se controla su uso. Por ejemplo, favorece el sedentarismo, y puede provocar contracturas cervicales, calambres en brazos y manos, irritación ocular y déficit visual por la sobreexposición.
Además, se asocian al excesivo uso de celular (o de otros dispositivos electrónicos) las dificultades a la hora de dormir. La falta de descanso también provoca déficit de atención y bajo rendimiento escolar.
Finalmente, es importante instruir a nuestros hijos en la importancia del intercambio con los pares fuera de la red. Si bien el contacto virtual hoy es una realidad, buscar espacios donde los chicos puedan compartir momentos de diversión en persona con sus amigos es fundamental. Sino, los chicos pueden crecer con dificultad para comunicarse verbalmente y resolver conflictos.
Básicamente, lo importante no es prohibirle a los niños el uso de la tecnología. Los celulares, como fueron antes otros dispositivos tecnológicos, llegaron para formar parte de nuestra vida cotidiana, y es ilógico creer que podemos mantener a nuestros hijos apartados completamente de ellos.
Sin embargo, hay un cambio que sí es importante hacer. Se trata de criar a nuestros chicos en la responsabilidad, e inculcarle otros valores como la relación con los pares, la lectura, y el intercambio fuera de la red. Esa es la forma de mantenerlos realmente “a salvo” de las nuevas tecnologías.