La pasión del fútbol trasciende fronteras. Desde el 14 de junio hasta el pitazo final – el 15 de julio en el estadio Luzhniki – la atención se la lleva este impactante evento futbolístico que se realiza cada cuatro años en distintas partes del mundo. De hecho, ya se conocen las dos próximas sedes: Qatar 2022 y Estados Unidos-México-Canadá, en lo que será el primer campeonato organizado por tres países en 2026. Además, Argentina se ilusiona con esa posibilidad y ya presentó su candidatura para hacerlo en 2030 junto a Uruguay y Paraguay.
¡Uff cuántos datos! Si para un adulto resulta difícil seguir la dinámica de noticias, de países que participan, de resultados y de sucesos que giran alrededor de la pelota, mucho más complicado debe ser para un niño entender por qué moviliza tanto. Qué es lo que está en juego y por qué se roba todas las miradas.
Esa duda que pueda surgir o que quieras generar – para aprender jugando y disfrutando en familia del deporte y de todo lo que lo rodea – puede ser la excusa perfecta para conocer las banderas de cada país, los idiomas que hablan, las costumbres que tienen las distintas naciones, cómo son los apellidos, cuáles los países vecinos de cada continente y hasta por qué hay diferencias físicas, entre otros interrogantes.
El hecho de contar con 32 selecciones le aporta, sin dudas, multiculturalismo y diversidad a un juego por demás apasionante. Con lo cual, las posibilidades de improvisar propuestas lúdicas y pedagógicas se reproducen. Estas podrían ser de tu interés:
La Copa se divide en ochos grupos de cuatro países cada uno, entre la A y la H. Eso les dará muchas opciones para jugar con distintas palabras. Podrán comenzar con el Grupo D, que integra Argentina, elegirán una palabra en castellano (por nuestro idioma) y luego buscarán junto a los chicos cómo se dice en los idiomas de los otros tres países que integran la zona.
Una opción para iniciar puede ser “jugar”. Buscando en el traductor de Google – herramienta que se está usando mucho en las conferencias de prensa en Rusia – encontrarán que en islandés se dice “spila”, en croata “igrati” y en Nigeria, sorprendentemente, será “play”. Sí, ¡en Inglés! Porque en el país africano se hablan más de 500 lenguas y se eligió el idioma extranjero como lengua oficial para ayudar a unificar una forma de comunicarse.
Si el niño es más grande, si te dan ganas o si te parece que el juego da para otra charla se puede aclarar que esa elección también responde a la soberanía británica que se extendió en el país africano hasta 1960. Lo mismo con Argentina y el español o con Brasil y el portugués. El hecho de ahondar en las colonias y en las inmigraciones de cada país ayudará -como otro factor- a comprender y desmitificar las diferencias físicas.
Volviendo a propuestas más sencillas, podrán jugar a descubrir un patrón que se repita por lo menos en dos letras de los nombres o apellidos de los jugadores de cada país:
https://img.fifa.com/image/upload/hzfqyndmnqazczvc5xdb.pdf (link a sitio de la FIFA donde aparecen los 23 convocados de cada país participante).
Ejemplos: Brasil: Coutinho, Paulinho, Fernandinho; Croacia: Rakitic, Modric, Mandzukic.
Japón: Higashiguchi, Yamaguchi, Haraguchi; Alemania: Muller, Draxler, Werner.
Hasta no hace tantos años, en las tribunas del fútbol argentino se encontraban las dos parcialidades: la visitante y la local. Para intentar erradicar la violencia se limitó la posibilidad de contar con los visitantes y solamente los dueños de casa pudieron ver el partido en vivo desde el estadio.
En un Mundial ocurre algo distinto y todos juntos disfrutan del espectáculo. Esta situación puede servir como puntapié para inventar canciones de cancha que alienten al equipo, que le den fuerza a los jugadores, pero sin malas palabras ni malos deseos al rival (esto que ahora sirve para la selección luego podrá servir con los respectivos equipos locales).
Una vez que tengan lista la canción podrán extender el apoyo con una bandera. No hace falta comprarla, la pueden armar ustedes con un gran collage que incluya afiches de colores, papel glace o la técnica que más les guste con los materiales que tengan. Otra variante – o complemento – será descubrir las banderas de los demás países.
En este torbellino de ideas, juegos y aprendizaje mundial, disfrazarse con prendas o cosas que los niños imaginan que usan en los distintos países puede ser gracioso. También pensar un posible nombre (si hicieron el juego de los patrones será sencillo).
Investigar en Internet o en alguna enciclopedia qué tan cerca o lejos estuvieron será un modo interesante de concluir esta experiencia. Una forma de conocer un poco más cómo son los demás para enriquecernos, para no tener miedo y para que la diversidad cultural sea cada vez más palpable no sólo desde la palabra sino también desde la práctica y los hechos. Además, este aprendizaje será mucho más fácil si ocurre desde niños.
Por último, no pierdan la chance de darse un buen abrazo de gol u otro para levantar el ánimo en caso de que no sacar el resultado deseado. Porque finalmente, y aunque mueva tantas emociones, sólo se trata de un juego.